Search
Friday 26 April 2024
  • :
  • :

OVEJA PERDIDA

Probablemente tu corazón está herido y roto por el dolor y piensas que no es cierto que Cristo te ame.

A pesar de esto, el amor de Cristo está ahí. Aunque tú le hayas dejado él nunca te dejará.

Quizá tu historia es de lo más corriente: poco a poco dejaste de ir a la congregación, por cansancio, por no compartir con lo establecido.

 

El enemigo de las almas te hacía pensar que tú no eras importante, que nadie te amaba.

O eres aquel o aquella hermana que se enfermó y duró días y días y ningún hermano te llamó.

Nadie te echó de menos. Echa fuera de ti esos pensamientos.

Lo único que tiene que motivarte es saber que Jesucristo te ama y que cuando estás triste, que las lágrimas te ahogan, ahí está Jesús.

Una de las armas más poderosas que el enemigo utiliza contra nosotros es el desaliento.

No le permiten al Espíritu Santo levantarles, ayudarles aunque saben que lo necesitan.

Van cayendo poco a poco en ese pozo sin fin.

 

Otro de los motivos que impiden que continuemos gozando con Cristo es que después que vamos caminando con el Señor y nos apartamos un par de meses, luego sentimos vergüenza y esa misma vergüenza no nos permite regresar.

Sólo puedo decirte que esa es una estrategia del enemigo para no dejar en libertad a los hijos de Dios.

Es una triste experiencia conocer a Jesucristo como nuestro único y exclusivo salvador y luego por pequeñeces nos apartamos.

Tu dolor lo comprendemos pero te podemos confirmar que el dolor de un pastor o incluso de cualquiera de los hermanos de la congregación cuando una vida se aparta es grande.

Ellos quisieran que el amor fuese como un árbol de fruta que está en su tiempo y que el descarriado es el hambriento.

No continúes rechazando la salvación.

Ésta es condicional, se puede perder definitivamente con la muerte.

Amado, ¿eres tú esa oveja indefensa y herida por los dardos de Satanás, que Jesucristo lo reprenda? ¿Esos dardos que te dicen a la mente que aquí nadie te ama, aquí a nadie le importas, estás fuera de lugar? Esos dardos que te dicen: ¿no ves cómo todos alaban, lloran, se gozan y tú nunca sientes nada? Cuando él te susurre esas cosas, dile que es un mentiroso.

Saca fuerzas y abre ese corazón roto y herido y dile a Cristo: me rindo Señor, reconozco que sin ti nada puedo hacer.

Si no me socorres pronto morirá mi alma angustiada. No te conformes.

Del conformista nunca se ha dicho nada.

Llora, clama, gime.

Dile al Espíritu Santo que te ayude a derramar tu alma delante del Señor.

Libera tu alma con el poder de Dios, con la unción del todopoderoso, con su gran amor.

Dentro de las iglesias hay personas descarriadas que cantan, predican, y hacen una obra perfecta para el hombre, pero no sienten la presencia del Señor.

Si estás en esa condición te decimos esa palabra de poder y de fe que puede desarmar al más violento, que deja sin argumento al más preparado y esa palabra de poder es: Cristo te ama, aunque tú le tengas ahí olvidado él te ama, aunque tú no pienses en él, Él siempre pensará en ti porque su amor por ti fue y es tan grande que él sólo pudo decir: Padre, perdónales porque no saben lo que hacen.

Cristo te ama porque cada minuto, cada hora, cada instante, moviliza millones de ángeles para que te guarden y te cerquen.

Dile a Jesucristo en esta noche: sé propicio a mi pecador, perdóname y ayúdame a tener una experiencia contigo.

Una experiencia que nunca más permita que yo me vuelva a apartar de tu camino.

Borra mis rebeliones y pon un corazón recto dentro de mí.

No mires ni escuches personas que lamentablemente el enemigo utiliza diciéndote que no vas a poder, que volverás a caer.

Huye y demuéstrale al enemigo que Cristo te ama y que su sangre te ha limpiado y que aunque eres débil, en Cristo estarás revestido de poder.